Proyecto FIEL
Las primeras niñas apadrinadas están en proceso de terminar primaria y la familia ¡ya tiene ingresos estables!
Laura Quintana, Kemonik


Las primeras personas a las que apoyamos con nuestro Proyecto F.I.E.L. fue una familia de 8 que había estado sufriendo violencia por parte de su padre durante mucho tiempo. La madre, de solo 33 años, no podía ver debido a una enfermedad en los ojos, por lo que salir de casa o trabajar era muy difícil ya que además padecía dolores de cabeza y mareos constantes. Ninguno de los 7 niños, que en ese momento tenían entre 1 y 13 años, había ido a la escuela por lo que no sabían leer ni escribir. Su día a día se basaba en ir a jugar alrededor de la casa de una sola habitación y sin baño, mientras sobrevivían comiendo frijol y tortillas con sal y limón. Cuando el equipo los conoció hacía mucho frío y casi todos estaban o enfermos o desnutridos así que inmediatamente se derivaron al Centro de Salud, al Hospital Parroquial y a la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SESAN).
De los 6 menores en edad escolar, 4 siguen en la escuela estudiando 1º 2º y 3º de primaria, y la hermana mayor este año termina la primaria en el Comité Nacional de Alfabetización mientras trabaja!
El primer apoyo que les dimos fue una beca escolar de 250 € / año por cada una de las hijas (e hijos) que irían al colegio (5). La beca incluía material escolar, inscripción, uniforme, ropa, atención médica y comida. Durante este primer año, también logramos atención oftalmológica para la madre que finalmente consiguió una cirugía ocular que le permitió ver con un ojo y así empezó a trabajar lavando la ropa de otras personas en el lago. Esta fue su primera fuente de ingresos después de un largo tiempo luchando y solo comiendo huevos, frijoles y maíz. Este primer periodo de apoyo estuvo lleno de primeras veces. La primera vez que subían a un tuctuc llenos de miedo y mareos, incluída la madre. La primera vez que la madre viajaba fuera del pueblo para poder recibir esa cirugía tan necesaria. La primera vez que los pequeños fueron a la escuela donde no solo aprendieron las bases para leer y escribir, sino también aprendieron a ser puntuales, a respetar las cosas de los demás, a ir limpios, a ser ordenados, y todas esas habilidades que los más pequeños aprenden al tener una vida social en la escuela. En paralelo a todo esto, la familia seguía atendida por la psicóloga de nuestra institución socia en Guatemala, Casa Aq’ab’al, para restablecer y crear dinámicas positivas en la familia basadas en el afecto y respeto de las unas con las otras ya que habían vivido demasiado tiempo bajo la violencia del padre que llegó a dejar inconsciente a la madre en alguna ocasión.


El segundo año de apoyarlos, acordamos con la madre reducir la cantidad de dinero para que pudieran comenzar a ser un poco independientes ya que tenían algunos ingresos y que una de las bases del Proyecto F.I.E.L. es no generar dependencia. A pesar de la irrupción del COVID19, este segundo año fue exitoso y lograron obtener algo de estabilidad ya que las dos hijas mayores también se pusieron a trabajar limpiando casas ajenas o torteando. Durante este segundo año se tuvo que paralizar el apoyo psicológico, pero se pudo conseguir una sentencia para que la madre recibiera la manutención de sus hijos. A pesar de esto, el señor, que vive con otra familia, no le pasó ni un céntimo desde esa sentencia y se tuvo que pedir una orden de alejamiento porque aparecía frente a la escuela de las niñas quienes tenían mucho miedo al verlo.
Actualmente, en este tercer año, la familia ya tiene ingresos estables así que la beca se ha reducido a 75 € / año por hija . Su padre ya no les molesta y desde Casa Aq’ab’al, socio local en Guatemala, van a proceder con los siguientes pasos legales para que pague la manutención que les debe.
*En este artículo usamos indiferentemente el género para referirnos al colectivo de hijos e hijas.
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