Proyecto FIEL

“Están cambiando el futuro de muchos niños y niñas, brindándoles oportunidades. ¡Para mí, Kemonïk son ángeles!”

María Elena, superviviente

Kemonik historia
Kemonik historia

Cuando iniciaron su camino con Kemonïk llevaban un año muy difícil. La pandemia los pilló en un refugio para supervivientes de violencia intrafamiliar y contra la mujer donde pasaron meses con sus vidas paralizadas. Allí llegaron con sus pocas pertenencias dentro de una tela atada con nudos en cuatro lados. Era lo único que pudieron sacar de su casa en los cinco minutos que tuvieron para salir corriendo después de aguantar lo inaguantable.

Después de meses de apoyo psicológico y muchos trámites para trasladar los expedientes académicos por parte de todo el equipo de nuestra organización socia en Guatemala, esta familia de 5 consiguió empezar a reiniciar sus vidas lentamente junto con la mejora de la pandemia por COVID19.

“Mis hijos pueden estudiar y también reciben apoyo con ropa y zapatos. Es una gran ayuda, no podría cubrir esos gastos y tal vez no podrían estudiar todos”

Kemonïk se unió cuando ya los pequeños estaban en las nuevas escuelas aunque nuestra fundadora estuvo implicada desde el minuto uno que llegaron al refugio. Inicialmente en 2020 nuestra organización les apoyó con materiales escolares y el pago de inscripciones y uniformes ya que las clases estaban suspendidas y todo se hacía a distancia. También les apoyamos con un teléfono móvil para que pudieran comunicarse con los maestros y maestras de la escuela y del futuro trabajo que tendría su madre.

Al siguiente año, 2021, de los cuatro hijos, dos están becados por Kemonïk. Uno este año se gradúa de primaria y la otra termina segundo. Ambos son super creativos y tienen ilusiones y sueños que cumplir. Han borrado de su mente muchas cosas negativas y a través del apoyo de los equipos de Casa Aq’ab’al y Kemonïk saben que pueden salir adelante y cumplir sus sueños.

La madre es una luchadora y ha hecho todo lo posible para que sus hijos e hijas tuvieran oportunidades. Casi desde el inicio de su estancia en el refugio ya pensaba en cosas que podía hacer para conseguir algo de ingresos e ir pagando sus necesidades más básicas como ropa interior, zapatos para la más pequeña de sus hijas, desodorante o cepillo de dientes. Pero ella también lo ha pasado mal y es que ha tenido que desaprender y aprender muchas cosas con la ayuda de la psicóloga. Este proceso la ha ayudado a sobrevivir la violencia.

Casi dos años después de poner un punto y final a la violencia que sufrían, esta familia tiene su casa en terreno propio, la madre tiene trabajo estable y sigue luchando e innovando para demostrarles a sus hijas e hijos que todo se puede conseguir si se trabaja. Y además, desde el amor puro han decidido ayudar a otra gente que como ellas y ellos están sufriendo violencia contándoles su historia de superación y han empezado a rescatar animales abandonados que cuidan y miman como uno más de la familia.

Un ejemplo a seguir de lucha contra la real pandemia que vive este mundo, la violencia de género.

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