Proyecto FIEL
Marta, becada


Cuando en 2019 Marta. se acercó a nuestra institución socia en Guatemala, Casa Aq’ab’al, estaba pasando serios problemas en casa desde su infancia. Con tan solo 20 años, se enfrentaba a una enfermedad psiquiátrica incomprendida por su entorno y la sociedad que la rodeaba. Repetir el número 14 y encerrarse en el baño eran su única salida. Estaba perdida. Sentía que su vida no tenía rumbo.
Su madre fue la que, preocupada por ella, pidió ayuda. Una ayuda que llegó unas semanas más tarde y que inició con apoyo psicológico, un diagnóstico y un equipo de gente que le tendían la mano. Un contexto nuevo para ella que hasta ahora lo había tenido tan difícil. Poco a poco nuevos retos se abrieron.
Al inicio todo era difícil ya que no estaba cómoda interactuando con mucha gente ni con las cosas desordenadas. Sin embargo, mirar hacia sus capacidades en vez de sus límites cambió todo. ¡Incluso llegó a ser la responsable de una venta de garaje de la misma institución!
Marta consiguió una oportunidad para dar rumbo a su vida: la beca para estudiar corte y confección
En ese contexto fue que desde Casa Aq’ab’al contactaron con Kemonïk para pedir apoyo con una beca para que pudiera estudiar corte y confección. No fue fácil conseguir el dinero necesario ya que nuestro proyecto FIEL solo financia la educación de niños y niñas de primaria y en algunos casos secundaria. Sin embargo, un grupo de personas se unió para darle esa oportunidad tan merecida y necesaria a Marta.
Desde Kemonïk propiciamos que fuera ella misma la que tomara la iniciativa así que fue ella quien buscó diferentes opciones de formación que encajaban en sus necesidades. Inicialmente, quería estudiar en un centro homologado que estaba a casi dos horas de viaje desde su casa. Sin embargo, tenía que pasar un examen inicial y trasladarse cada día a ese centro. Para ella ir a hacer ese examen fue complicado, pero recibir la noticia que había superado la nota fue extraordinario.
Las puertas se abrían una vez más. Pero internamente Marta no estaba segura de ser capaz de trasladarse hasta ese lugar todos los días sola. Así que después de mucho debatirse internamente, fue capaz de contarlo al equipo quien la comprendió y apoyó a buscar una nueva opción, la definitiva. Estudiar con clases particulares en un municipio cercano.


Aunque la pandemia hizo estragos y Marta tuvo que irse a vivir a ese otro municipio donde tenía familia, siguió con las clases particulares tomando todas las medidas necesarias y siendo apoyada por el equipo dándole la independencia y espacio suficientes para que fuera ella la que gestionara la beca que sabía que había obtenido haciéndola partícipe también del control económico (que por cierto, ¡llegó a dominar más que nosotras!).
Durante las clases particulares de corte y confección aprendió a hacer camisetas, faldas, … Este proceso de aprendizaje que duró varios meses permitió a Marta conocer otro contexto donde era respetada y querida, además de ir aprendiendo habilidades para relacionarse con terceras personas de una manera empoderada y segura; además de obtener habilidades de gestión económica que le permitieron apoyar al negocio familiar de comidas a domicilio durante la pandemia.
Gracias a la beca, Marta es capaz de hacerse su propia ropa y coser de vez en cuando para terceros a pesar de no tener su propia máquina.
Hoy trabaja atendiendo en una heladería y vive con su familia, feliz y en paz habiendo roto todos los estereotipos que sobre ella pesaban
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